miércoles, 18 de febrero de 2009

LA EVOLUCIÓN DEL FEMENINO

En la lengua española carecemos de género neutro, lo que hace que solo podamos distinguir entre el masculino y femenino para referirnos a los distintos elementos, personas, animales que queramos designar.La Era de la modernidad indica una sociedad cambiante en constante evolución en la que la mujer ha ido ganando importancia poco a poco en todos los aspectos del mundo, desde temas éticos, pasando por el mundo laboral hasta llegar al estudio de la lengua. Pero hay que tener en cuenta un aspecto importante dentro del mundo laboral que afecta directamente a la formación del femenino, puesto que existen profesiones en las que la formación de éste puede resultar muy difícil. Y ya no difícil, sino chocante a nuestro parecer. ¿Diríamos una bombero o una bombera? ¿Qué suena mejor? Es un tema bastante complicado de debatir puesto que las generaciones más ancianas pueden mostrarse reacias a estas modificaciones o la dificultad de adaptación a las nuevas formas de concebir los cambios.Aunque este problema no sólo afecta al femenino. Existen profesiones que tradicionalmente han sido realizadas por mujeres por lo que se ha usado el femenino para referirnos a dichas profesiones. Pero cada vez más los hombres se están incorporando a estos oficios, con lo que se busca una palabras con las que identificar a estos trabajadores. Esto plantea otro tema de debate, de confusión, de adaptación… Existen palabras como enfermera, azafata… que se han adaptado perfectamente a la actualidad habiendo creado un nombre masculino para éstos términos (enfermero, azafato). Pero se da la existencia de algún nombre que todavía muestra dificultades para realizar una conversión de su respectivo género, como es el caso de modisto. Pero podemos encontrar más dificultades si nos metemos en el campo del ejército. Én éste, tradicionalmente han participado hombres realizando las distintas funciones que se pueden encontrar en él. Esto ha provocado que prácticamente no existan nombres para determinar los cargos femeninos dentro de éste campo. Así, si nos referimos a un militar, haremos una designación del otro género a través de un articulo (ej: el/la militar). Si queremos cambiar la terminación de la palabra para designar el femenino, lo más seguro es que ésta cambie de significado. Esto ocurre con la palabra “capitán”, por ejemplo. El femenino de capitán es del tipo de nombres comunes respecto al género: el/la capitán. Si dijésemos capitana, estaríamos hablando de la esposa del capitán y no de la mujer que desempeña ese oficio.Otros nombres de oficios que suponen problemas de entendimiento son: periodista, pianista…Pues a pesar de presentar su terminación con –a, que por lo general, los nombres terminados en –a designan a mujeres, en este caso, periodista y pianista pueden referirse tanto a hombres como a mujeres.Será más fácil que las nuevas generaciones se adapten mejor a las formas de designar las distintas palabras puesto que las oirán desde muy pequeños y crecerán con ellas. Pero por el contrario, aquellas generaciones más mayores deberán adaptarse con mayor dificultad, mientras que los ancianos no mostrarán demasiado interés en el tema. Incluir terminaciones para las distintas profesiones es una forma de romper con las desigualdades sociales existentes entre individuos de distinto género.

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